Cómo
los hombres abren los cielos
Un
joven estaba viviendo solo en Brasil, y con motivo de la Navidad, decidió enviar
un regalo a su familia. Compró un pájaro exótico, de bello plumaje
multicolor, cuyo valor era realmente elevado. También, el envío fue algo
costoso, pero él estaba contento por la sorpresa que semejante regalo sería
para su familia. Finalmente, el muchacho logra llegar a casa de sus padres a
tiempo para la Navidad.
Lo primero que hace al llegar es preguntar si les había
llegado el pájaro. Sus padres, muy agradecidos, le respondieron: “¡Sí… estuvo
delicioso!”. El joven, entre preocupado y asombrado, pregunta: “¿Se comieron
el pájaro? Pero, si pagué una fortuna por él”. Y el padre le responde:
“Bueno, debió haber dicho algo…”.
(El
obispo Garlington empieza a cantar repitiendo esta frase: “Es tiempo de decir
algo…”)
¿Cómo
los hombres abren los Cielos?
Cielos
abiertos: es una atmósfera completamente abierta sobre su vida y su esfera de
influencia. Hay muchas maneras de abrir los Cielos. Una manera clave es la
obediencia.
Deuteronomio
28.1, 2 nos dice qué debemos hacer para abrir los Cielos:
Deuteronomio 28.1, 2 “1Acontecerá
que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por
obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios
te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2Y vendrán
sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová
tu Dios.”
Los
Cielos se abren porque usted está aislado.
Después
de haberse bautizado Jesús, los Cielos se abrieron.
Lucas 3.21 “21Aconteció
que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y
orando, el cielo se abrió.”
Cuando
yo oro, los cielos se abren.
Los
diezmos abren los Cielos.
Malaquías 3.10 “10Traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
Cuando
toda la iglesia trae todos sus diezmos, recibimos bendición.
La
alabanza abre los Cielos. Cuando Pablo y Silas, estando en prisión,
comenzaron a cantar… Dios descendió en la prisión. Yo quiero que Dios
descienda hoy…
La
persecución abre los Cielos.
Hechos 7.55-58 “55Pero
Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56y
dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la
diestra de Dios. 57Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon
los oídos, y arremetieron a una contra él. 58Y echándole fuera de
la ciudad, le apedrearon.”
El
quebrantamiento abre los Cielos.
A
veces, los Cielos no abren, a no ser que estemos quebrantados en oración, con
el corazón rendido. Hay cosas que queremos de Dios, pero Él dice: “Todavía
no, porque no estás quebrantado”.
Algunos
de ustedes se van a encontrar con una ventana en movimiento, la cual es la
única oportunidad para sus vidas, y tiene que ver con liberación o dignidad.
Escoja mejor la liberación, porque Dios puede devolverle la dignidad.
Cuando
cierra su corazón a algo que Dios quiere hacer, rechaza algo que Dios le
quiere dar. Usted, quizás, no se puede ver como Dios lo ve, pero debe decir
“Sí” a Él.
Es
importante que nos pongamos de acuerdo con Dios. Si Él dice que usted es
egoísta, dígale: “Sí”, porque no se lo está preguntando. Dios no lo puede
ayudar si no se pone de acuerdo con Él, aun en contra de usted mismo.
¡Es
tiempo de elevar nuestro corazón por encima de nuestra cabeza! Cuando usted
se postra ante Dios (con la cabeza en el suelo), está poniendo su corazón por
encima de su cabeza.
Josué 5.13-14 “13Estando
Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él,
el cual tenía una espada desenvainada en su mano Y Josué, yendo hacia él, le
dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14Él
respondió: No; más como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.
Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo:
¿Qué dice mi Señor a su siervo?”
Hay
cosas que usted no ha oído de Dios o que Él no le ha dicho porque todavía
está de pie. Hay cosas que usted no podrá ver hasta que no esté en la
posición correcta (con la cabeza abajo).
(El
obispo Garlington comienza aquí a ministrar palabras proféticas, entre canto
y oración, llevando a los hombres a la presencia de Dios, donde serán
transformados por el poder y el amor del Espíritu Santo.)
Canción
interpretada por el Obispo: “La
adoración es una herramienta terrible que Dios nos da. Cuando te postras,
bien abajo, puedes ver algo que muy pocos pueden ver. Y si te quedas abajo,
bien abajo, podrás encontrar un lugar al que irás. Si te humillas bajo su
mano poderosa, Él te levantará y te ayudará a ponerte en pie. Él abrazará al
quebrantado, Él abrazará al quebrantado. Si te rindes de verdad, encontrarás
un dulce lugar de libertad. Dios te inundará de paz perfecta si te humillas
bajo su mano.”
Cuando mis manos están levantadas, no siempre estoy adorando; a veces, estoy
preguntando o pidiendo algo: “Señor, sácame de aquí”. A veces, no nos damos
cuenta de que, aunque seamos mayores de edad, no podemos competir con el
Anciano de días. Usted debe decir: “¡Señor, sácame de aquí!”. “Él abrazará al
corazón quebrantado.”
“Si
te rindes de verdad puedes encontrar un lugar de libertad… sólo si te rindes
por completo. Él llenará tu corazón con paz perfecta.”
Fuiste
creado por Dios con un propósito específico. Pero si no puedes entender ese
propósito… ¡Naciste para ser un adorador! Si no entiendes otras partes,
entiende ésta: Tú eres un adorador. Si no adoras a Dios, como eres un
adorador, algo vas a adorar. Sólo depende de qué es lo que adoras: ¿tu
profesión?, ¿tu cuerpo…? NO puedes decir que no adoras, tú lo haces; pero
¿qué estás adorando?
Los
verdaderos guerreros son adoradores… Las cosas no cambiarán hasta que
empieces a adorar a Dios. Empieza a decir, levantando tus manos: “Señor,
sácame de aquí.”
El
obispo Garlington comienza a cantar lo que sigue, y todos los hombres se
ponen de pie, con las manos en alto, tocados por la presencia de Dios, en
rendición total.
Canción
interpretada por el Obispo: “No
he venido a pedirte nada, sino el privilegio de glorificar tu nombre. Que mi
cántico y adoración te colmen, para que seas satisfecho. Anhelo adorarte,
anhelo adorarte, pararme frente a ti y decirte: A ti levanto mis manos,
quiero exaltarte. Aquí en tu presencia, anhelo adorarte.”
La
gente no cambia hasta que el dolor de mantenernos iguales, excede el costo
del cambio. Lo más precioso es que Dios nos deje escucharlo aunque estemos
mal. Pero aun cuando Dios está listo para tocar ese lugar profundo de tu
vida, si le preguntas: “¿Abrirás los Cielos?”, Él dirá que no lo hará hasta
que estés quebrantado completamente o llegues al lugar más profundo.
Si
tu adicción es tu amiga, no puedes ser librado de tu problema. A veces, tu
corazón es quebrantado por tu familia, en tu trabajo, por tus amigos… pero no
debes resistirte.
(El
obispo Garlington termina haciendo un llamado a aquellos que anhelan tener un
corazón quebrantado, que reconocen que necesitan ayuda. El ministro invita a
los hombres a brindar un cántico en lenguas a Dios. Y él canta: “Abre los
Cielos ahora mientras buscamos tu rostro”.)
¡El
reino de Dios necesita hombres quebrantados!
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