Friday, April 9, 2010

EL CORAZON DE LA ADORACION (DIA 10)



Entréguense a Dios...
entreguen todo su ser a él
para ser usados
para sus rectos propósitos.

Romanos 6:13

El corazón de la adoración es entregarse.
Entregarse no es una palabra muy popular; es tan desdeñada como la palabra sumisión.
Implica perder, y nadie quiere ser un perdedor. Entregarse trae a la mente imágenes amargas
de admitir la derrota en la batalla, de perder un juego o de darse por vencido a un oponente
más fuerte. La palabra casi siempre es usada en un contexto negativo. Los criminales capturados
se entregan a las autoridades.
En una cultura competitiva como la nuestra, se nos enseña que nunca nos demos por
vencidos y que nunca cedamos a nada – y, por lo tanto, no oímos mucho acerca de entregarse.
Si ganar es todo, entonces entregarse es inconcebible. Preferimos hablar de ganar, de tener
éxito, de vencer y de conquistar que de ceder, de sumisión, de obedecer y de entregarse. Pero
entregarse a Dios es el corazón de la adoración. Es la respuesta natural al maravilloso amor y
a la maravillosa misericordia de Dios. Nos entregamos a El, no por temor o por obligación,
sino por amor, "porque él nos amó primero." 1
Pablo, después de pasarse once capítulos en el libro de Romanos explicando la increíble
gracia de Dios para con nosotros, nos insta a que entreguemos totalmente nuestras vidas
a Dios en adoración: "Por lo tanto, mis amigos, debido a la gran misericordia de Dios para con nosotros...
ofrézcanse ustedes como sacrificio vivo a Dios, dedicado a su servicio y agradable a él. Esta es la
verdadera adoración que deberían de ofrecer." 2
La verdadera adoración -- darle placer a Dios -- ocurre cuando usted se da completamente
a Dios. Note que en el versículo anterior el primer verbo y el último tienen la misma
raíz: ofrenda.
La adoración consiste en ofrecerse a Dios.
Este acto de entrega personal es llamado muchas cosas: consagración, hacer a Jesús su
Señor, tomar su cruz, morir a uno mismo, entregarse al Espíritu. No importa cómo lo llame,
lo importante es que lo haga. Dios quiere su vida – la quiere en su totalidad. Noventa y cinco
por ciento no es suficiente.
Existen tres barreras que impedirán que nos entreguemos totalmente a Dios: el temor,
el orgullo y la confusión. Esto es porque no nos damos cuenta de cuánto Dios nos ama, queremos
controlar nuestras vidas y mal interpretamos lo que significa entregarse.
¿Puedo confiar en Dios? La confianza es un ingrediente esencial de entregarse. No se
entregará a Dios a menos que confíe en El, pero no puede confiar en El sino hasta que lo conozca
mejor. El temor nos detiene de entregarnos pero el amor echa fuera el temor. Cuanto más
comprenda cuánto Dios lo ama, más fácil se hace entregarse.
¿Cómo sabe que Dios lo ama? El le ha dado muchas evidencias: Dios dice que lo ama; 3
El nunca le quita los ojos; 4 a El le interesa cada detalle de su vida; 5 El le dio la capacidad para
disfrutar de toda clase de placeres; 6 El tiene buenos planes para su vida; 7 El lo perdona; 8
y El es amorosamente paciente con usted. 9 Dios lo ama infinitamente más de lo que se puede
imaginar.
La máxima expresión de esto es el sacrificio del Hijo de Dios por usted. "Dios prueba su
amor por nosotros en que mientras éramos pecadores, Cristo murió por nosotros." 10 Si quiere saber
cuánto le importa usted a Dios, mire a Cristo con sus brazos extendidos sobre la cruz, diciendo
"¡Así de tanto es que te amo! Prefiero morir que vivir sin ti."
Dios no es un cruel capataz de esclavos o un déspota que usa la fuerza bruta para
coercernos a que nos sometamos. El no trata de subyugar nuestra voluntad sino que nos corteja
para que podamos ofrecernos a El libremente. Dios es un amante y un liberador y entregarnos
a El nos trae libertad, no la esclavitud. Cuando nos entregamos totalmente a Jesús,
descubrimos que El no es un tirano sino un salvador; no es un jefe sino un hermano; no es un
dictador sino un amigo.
Admitiendo nuestras limitaciones. La segunda barrera que impide nuestra entrega
total es nuestro orgullo. No queremos admitir que sólo somos criaturas y que no estamos en
control de todo. Es la tentación más antigua: "Serás como Dios." 11 El deseo de estar en total
control es la causa de la mayor parte de nuestro estrés. La vida es una lucha, pero lo que la
mayoría de las personas no se dan cuenta es que, como Jacob, en realidad ¡estamos luchando
contra Dios! Queremos ser Dios y de ninguna manera vamos a ganar esa pelea.
A.W. Tozer dijo, "La razón por la que muchos todavía están preocupados, todavía andan
buscando y todavía no hacen mucho progreso es porque no han llegado al fin de sí mismos.
Todavía estamos tratando de dar órdenes e interferimos con la obra de Dios dentro de
nosotros."
No somos Dios y nunca lo seremos. Somos humanos. Es cuando tratamos de ser Dios
que acabamos siendo más como Satanás, que deseó la misma cosa.
Aceptamos nuestra humanidad intelectualmente pero no emocionalmente. Cuando
nos enfrentamos con nuestras limitaciones, reaccionamos con irritación, con enojo y con resentimiento.
Queremos ser más altos (o más bajos), más inteligentes, más fuertes, más talentosos,
más bellos y más pudientes. Queremos tenerlo todo y hacerlo todo y nos irritamos
cuando esto no ocurre. Y entonces cuando notamos que Dios le dio a otros características que
no tenemos, respondemos con envidia, celos y autocompasión.
Lo que significa entregarse. Entregarse a Dios no es resignarse pasivamente, no es fatalismo,
y no es una excusa para ser perezoso. Tampoco es aceptar el status quo. Puede significar
exactamente lo opuesto: sacrificar su vida o sufrir para cambiar lo que necesita ser cambiado.
A menudo Dios llama a los que se han entregado, a que hagan batalla por El. Entregarse
no es para los cobardes o los inseguros. Tampoco significa dejar de pensar racionalmente.
¡Dios no va a desperdiciar la mente que le dio! Dios no quiere ser servido por robots.
Entregarse no es reprimir su personalidad. Dios quiere usar su personalidad única. En
lugar de ser disminuida, entregarse la expande. C. S. Lewis observó, "Cuanto más dejamos
que Dios tome las riendas de nuestras vidas, más nos convertimos en nosotros mismos – porque
El nos hizo. El inventó todas las diferentes personas que usted y yo estamos supuestas a
ser... cuando me vuelvo a Cristo, cuando me entrego a Su personalidad, es cuando por primera
vez empiezo a tener mi propia verdadera personalidad."
La mejor demostración de la entrega es la obediencia. Usted dice "Sí, Señor" a cualquier
cosa que le pida hacer. Decir "No, Señor" es decir una contradicción. No puede llamar a
Jesús su Señor, si rehúsa obedecerle. Después de una noche de pesca sin éxito, Pedro modeló
la entrega cuando Jesús le dijo que lo intentara de nuevo: "Maestro, hemos trabajado duro toda la
noche y no hemos pescado nada. Pero porque tú lo dices, echaré las redes." 12 Las personas entregadas
obedecen la palabra de Dios, aún cuando no tiene sentido.
Otro aspecto de una vida totalmente entregada es la confianza. Abraham siguió la guía
de Dios sin saber dónde iría. Ana esperó por el tiempo perfecto sin saber cuándo. María esperó
un milagro sin saber cómo. José confió en el propósito de Dios sin saber porqué las circunstancias
ocurrieron como ocurrieron. Cada una de estas personas estaba totalmente entregada a
Dios.
Usted sabe que está entregado a Dios cuando está dependiendo en Dios que resuelva
las cosas, en lugar de tratar de manipular a otros, de forzar su agenda y de controlar la situación. Usted suelta las riendas y deja que Dios haga su obra. No tiene que estar siempre "en
control." La Biblia dice, "Entrégate al Señor y espera pacientemente por él." 13 En lugar de esforzarse
más, confía más. También sabe que se ha entregado cuando no reacciona a la crítica y
no se apresura a defenderse. Los corazones entregados se manifiestan mejor en las relaciones.
Cuando se ha entregado no trata de tomarle la delantera a otros, no demanda sus derechos y
no es egoísta.
El área más difícil de entregar para muchas personas es su dinero. Muchos han pensado,
"Quiero vivir para Dios pero también quiero ganar suficiente para vivir cómodo y jubilarme
algún día." La jubilación no es la meta de una vida entregada porque le hace la competencia
a Dios por la atención central de nuestras vidas. Jesús dijo, "No puedes servir a los dos, a
Dios y al dinero" 14 y "Donde esté tu tesoro, tu corazón estará allí también." 15
El ejemplo supremo de la entrega es Jesús. En la noche antes de su crucifixión, Jesús se
entregó a sí mismo al plan de Dios. El oró, "Padre, todo es posible para ti. Por favor, aleja esta copa
de mí. Sin embargo, quiero hacer tu voluntad, no la mía." 16
Jesús no oró, "Dios, si eres capaz de apartar este dolor, por favor que así sea." ¡El ya
había afirmado que Dios puede hacer cualquier cosa! Al contrario, él oró, "Dios, si es lo mejor
para ti remover éste sufrimiento, que así sea. Pero si cumple tu propósito eso es lo que quiero
también."
La entrega genuina dice, "Padre, si este problema, este dolor, esta enfermedad o esta
circunstancia es necesaria para cumplir tu propósito y gloria en mi vida o en la de otro, por
favor no la quites." No se llega a este nivel de madurez fácilmente. En el caso de Jesús, El
agonizó tanto por el plan de Dios, que sudó gotas de sangre. La entrega es un trabajo duro.
En nuestro caso, es una batalla intensa contra nuestra naturaleza egocentrista.
La bendición de la entrega. La Biblia es muy clara sobre los beneficios que se reciben
cuando entrega su vida totalmente a Dios. Primero, experimenta paz: "¡Deja de pelear con
Dios! Si estás de acuerdo con él, tendrás por fin la paz y las cosas te irán bien." 17 Después experimenta
libertad: "Ofrézcanse a los caminos de Dios y la libertad nunca cesa... ¡[sus] mandamientos te
liberan para vivir abiertamente en su libertad!" 18 Tercero, experimenta el poder de Dios en su vida.
Tentaciones persistentes y problemas abrumadores pueden ser derrotados por Cristo
cuando se los damos a El.
Cuando Josué se aproximaba a la mayor batalla de su vida, 19 tuvo un encuentro con
Dios, cayó en adoración ante El y entregó sus planes. Esa entrega lo condujo a una victoria
grandiosa en Jericó. Esta es la paradoja: la victoria viene a través de la entrega. Entregarse no
lo debilita; lo fortalece. Cuando está entregado a Dios, no tiene que temer o entregarse a nada.
William Booth, el fundador del Salvation Army (El Ejército de Salvación), dijo, "La grandeza
del poder de un hombre depende de la medida de su entrega."
La gente entregada es la que Dios usa. Dios escogió a María para que fuera la madre
de Jesús, no porque fuera talentosa o rica o bella, sino porque estaba totalmente entregada a
El. Cuando el ángel le explicó el improbable plan de Dios, ella calmadamente respondió, "Soy
la sierva del Señor, y estoy dispuesta a aceptar lo que él quiera." 20 No hay nada más poderoso que
una vida entregada en las manos de Dios. "Por lo tanto, entréguense completamente a Dios." 21
La mejor manera de vivir. Eventualmente, todos nos entregamos a algo o a alguien. Si
no se entrega a Dios, se entregará a las opiniones o a las expectaciones de otros, al dinero, al
resentimiento, al temor o a su orgullo, a pasiones o a su ego. Usted fue diseñado para adorar
a Dios – y si falla en adorarle, se creará otras cosas (ídolos) a las que le dará su vida. Usted es
libre de escoger a qué se va a entregar, pero no es libre de las consecuencias de esa escogencia.
E. Stanley Jones dijo, "Si no se entrega a Cristo, se entrega al caos."
Entregarse no es la mejor manera de vivir; es la única manera de vivir. No hay ninguna
otra cosa que sirva. Cualquier otro método lo conducirá a la frustración, a la desilusión y a la
autodestrucción. Una traducción llama entregarse "el servicio razonable de ustedes." 22 Otra
versión traduce esto como "la manera más sensata de servir a Dios." 23 Entregar su vida no es
un tonto impulso emocional; es un acto inteligente y racional, es la cosa más responsable y
sensata que puede hacer con su vida. Por eso es que Pablo dijo, "Por lo tanto, hacemos nuestro
objetivo complacerle." 24 Los momentos más sabios de su vida serán aquellos en que usted diga
sí a Dios.
A veces toma años, pero eventualmente descubrirá que el mayor obstáculo a las bendiciones
de Dios para su vida no son otros, es usted mismo – su voluntad inflexible, su terco
orgullo y su ambición personal. No puede llevar a cabo los propósitos de Dios para su vida
mientras se enfoca en sus propios planes.
Si Dios va a hacer su obra más profunda en usted, El comenzará con esto. Por lo tanto,
déselo todo a Dios: sus remordimientos del pasado, sus problemas en el presente, sus ambiciones
para el futuro; sus temores, sus sueños, sus debilidades, sus hábitos, sus heridas y sus
defectos. Ponga a Jesucristo en el asiento de conductor de su vida y quite sus manos del volante.
No tenga miedo; nada bajo el control de El puede ponerse jamás fuera de control.
Cuando está bajo el dominio de Cristo, puede manejar cualquier cosa. Será como Pablo: "Estoy
listo para cualquier cosa y soy igual a cualquier cosa a través de él que me infunde fuerza interior
en mí; esto es, soy autosuficiente en la suficiencia de Cristo." 25
El momento de entrega de Pablo ocurrió en el camino a Damasco, después que fue tirado
al suelo por una luz cegadora. Con otros, Dios usa métodos menos drásticos para captar
su atención. Sin importar cómo, entregarse no es nunca un evento que ocurre una sola vez.
Pablo dijo, "Muero diario." 26 Hay un momento de entrega y hay una práctica de la entrega, la
cual es de momento a momento y dura toda la vida. El problema con un sacrificio vivo es que
se puede bajar del altar y por eso es que puede que tenga que entregar su vida cincuenta veces al día. Tiene que hacerlo un hábito diario. Jesús dijo, "Si alguien me quiere seguir, tiene que
renunciar a las cosas que quiere. Tiene que estar dispuesto a entregar su vida a diario para seguirme." 27
Le advierto: cuando decide vivir una vida totalmente entregada, su decisión será probada.
Algunas veces significará hacer tareas inconvenientes, impopulares, costosas o aparentemente
imposibles. Muy a menudo significará lo opuesto de lo que tiene ganas de hacer.
Uno de los grandes líderes del siglo veinte fue Bill Bright, el fundador de Campus
Crusade for Christ (Cruzada Estudiantil para Cristo). A través de los miembros de Cruzada
Estudiantil por todo el mundo, las Cuatro Leyes Espirituales y la película "Jesús" (que ha sido
vista por más de cuatro billones de personas), más de 150 millones de personas han venido a
Cristo y pasarán la eternidad en el cielo.
Una vez le pregunté a Bill, "¿Por qué Dios te usó y bendijo tanto tu vida?" El respondió,
"Cuando era joven, hice un trato con Dios. Literalmente lo escribí y firmé mi nombre al
final. Este decía, 'Desde hoy en adelante soy un esclavo de Jesucristo.'"
¿Ha firmado alguna vez un trato como ese con Dios? ¿O todavía está arguyendo y luchando
con Dios por Su derecho de hacer con su vida como le plazca? Ahora es su tiempo de
entregarse – a la gracia, al amor y la sabiduría de Dios.

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