Monday, April 12, 2010

CUIDA TU IGLESIA (DIA 21)




Han sido unidos con paz
a través del Espíritu; esfuércense
por continuar de esta manera.

Efesios 4:3

Más que todo, dejen que el amor guíe sus vidas,
porque entonces la iglesia entera
se mantendrá unida en perfecta armonía.

Colosenses 3:14
Es su trabajo proteger la unidad de su iglesia.
La unidad de la iglesia es tan importante que el Nuevo Testamento le pone más énfasis
a esto que al cielo o al infierno. Dios desea profundamente que experimentemos unidad y
armonía unos con otros.
La unidad es el alma de la comunión. Si la destruye, le arranca el corazón al Cuerpo de
Cristo. Es la esencia, el centro de cómo Dios quiere que experimentemos la vida juntos en su
iglesia. El modelo supremo de la unidad para nosotros es la Trinidad. El Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo están completamente unificados como uno. Dios es el ejemplo supremo del
amor que se sacrifica, de la concentración humilde en otros y de la armonía perfecta.
Al igual que todo padre de familia, nuestro Padre celestial se deleita en ver que sus
hijos se llevan bien entre sí. En los momentos finales antes de su arresto, Jesús oró apasionadamente
por nuestra unidad. 1 Nuestra unidad era lo que más ocupaba su mente durante
esas horas de agonía. Eso demuestra qué tan importante es este tema.
No hay nada más valioso para Dios en esta tierra que Su iglesia. El pagó el precio más
alto por ella y la quiere protegida, especialmente del daño destructor que es causado por la
división, el conflicto y la falta de armonía. Si es parte de la familia de Dios, es su responsabilidad proteger la unidad de su grupo y de su congregación. Jesús le ha dado la comisión de
hacer todo lo posible para preservar la unidad del grupo, proteger el grupo y promover la
armonía en su familia eclesial y entre todos los creyentes. La Biblia dice, "Esfuércense por mantener
la unidad del Espíritu a través del vínculo de paz." 2 ¿Cómo debemos de hacer esto? La Biblia
nos da consejos prácticos.
Concéntrese en lo que tiene en común con otros, no en las diferencias. Pablo nos dice,
"Concentrémonos en las cosas que producen la armonía y el crecimiento de nuestro carácter." 3
Como creyentes tenemos en común a un Señor, un cuerpo, un propósito, un Padre, un Espíritu,
una esperanza, una fe, un bautismo y un amor. 4 Compartimos la misma salvación, la
misma vida y el mismo futuro – estos son factores de mucha más importancia que cualquier
diferencia que podríamos enumerar. Estos son los asuntos en que deberíamos de concentrarnos,
no en nuestras diferencias.
Tenemos que recordar que fue Dios el que escogió darnos diferentes personalidades,
historias, razas y preferencias. Por tanto deberíamos de valorar y deleitarnos de esas diferencias
y no meramente tolerarlas. Lo que Dios quiere es la unidad, no la uniformidad. Pero por
el bien de la unidad, nunca debemos de dejar que las diferencias nos dividan. Tenemos que
mantenernos concentrados en lo que más importa – aprender a amarnos los unos a otros como
Cristo nos ha amado y cumplir los cinco propósitos que Dios tiene para cada uno de nosotros
y para Su iglesia.
En general, el conflicto es una señal que el enfoque se ha movido a asuntos menos importantes,
a cosas que la Biblia llama "cuestiones necias." 5 Cuando nos enfocamos en personalidades,
preferencias, interpretaciones, estilos o métodos, siempre ocurre la división. Pero si
nos concentramos en amarnos los unos a los otros y en cumplir los propósitos de Dios, lo que
resulta es la armonía. Pablo suplicó por esto: "Dejen que haya verdadera armonía para que no
haya divisiones en la iglesia. Les suplico que tengan la misma mente, unidos en pensamiento y propósito."
6
Sea realista con sus expectaciones. Una vez que descubre lo que Dios quiere que sea
la comunión genuina, es fácil sentirse desanimado por el casmo que hay en su iglesia entre lo
ideal y lo actual. Sin embargo, tenemos que amar apasionadamente a la iglesia a pesar de sus
imperfecciones. Anhelar el ideal mientras se critica negativamente lo actual es evidencia de
inmadurez. Por otro lado, conformarse con lo actual sin tratar de alcanzar el ideal es complacencia.
La madurez es vivir con esta tensión.
Otros creyentes lo van a desilusionar y a decepcionar, pero esta no es una excusa para
dejar de tener comunión con ellos. Ellos son su familia, aún cuando ellos actúen como si no lo
fuesen y no puede así por así abandonarlos. Al contrario, Dios nos dice, "Sean pacientes los
unos con los otros, siendo tolerantes unos con otros de sus fallas porque se aman." 7
La gente se desilusiona con la iglesia por muchas razones entendibles. La lista podría
ser bastante larga: conflicto, heridas, hipocresía, negligencia, mezquindad, legalismo y otros
pecados. En lugar de asombrarnos y sorprendernos, tenemos que recordar que la iglesia está
formada de verdaderos pecadores, incluyéndonos a nosotros mismos. Porque somos pecadores,
nos herimos los unos a los otros, a veces intencionalmente y algunas veces sin querer. Pero
en vez de dejar la iglesia, necesitamos quedarnos y resolver las cosas si es de algún modo.
La reconciliación, y no que salgamos corriendo, es el camino a un carácter más robusto y a
una comunión más profunda.
Separarse de su iglesia cuando ve la primera señal de decepción o desilusión es una
marca de inmadurez. Dios tiene cosas que quiere enseñarle a usted y a otros también. Después
de todo, no hay iglesia perfecta donde se pueda escapar. Cada iglesia tiene su propio
conjunto de debilidades y problemas. Pronto se sentirá otra vez desilusionado.
Groucho Marx tenía la fama de decir que no le gustaría pertenecer a ningún club que
lo aceptara como socio. Si una iglesia tiene que ser perfecta para que lo satisfaga, esa misma
perfección lo excluiría a usted de su membresía, ¡porque usted no es perfecto!
Dietrich Bonhoeffer, un pastor alemán que sufrió martirio por resistir a los nazis, escribió
un libro clásico sobre la comunión, Life Together [La Vida Juntos]. En este libro, él sugiere
que la desilusión con nuestra iglesia local es una buena cosa porque destruye las expectaciones
falsas de perfección. Cuanto más pronto abandonemos la ilusión que una iglesia tiene
que ser perfecta para que la amemos, más pronto dejaremos de fingir y empezaremos a admitir
que todos somos imperfectos y también necesitados de la gracia. Este es el comienzo de la
comunidad genuina.
Toda iglesia podría poner un rótulo que dice, "Ninguna persona perfecta necesita venir
aquí. Este lugar es solamente para aquellos que admiten que son pecadores, que necesitan
gracia y que quieren crecer."
Bonhoeffer dijo, "Quien prefiere su propio sueño de comunidad más que la comunidad
cristiana misma se convierte en un destructor de la comunidad cristiana... Debemos de
dar gracias a Dios diariamente por la comunidad cristiana a la que pertenecemos, aún cuando
no estemos teniendo una gran experiencia o no hayan riquezas que descubrir sino que
más bien haya mucha debilidad, poca fe y dificultades; y si, al contrario, nos estamos quejando
de que todo es anímico y trivial entonces estamos impidiendo que Dios haga crecer nuestra
comunidad." 8
Escoja alentar en vez de criticar. Siempre es más fácil quedarse sentado y criticar a los
que están sirviendo que participar y hacer una contribución. Dios nos advierte repetidamente
que no nos critiquemos, no nos comparemos y que no nos juzguemos. 9 Cuando critica lo que
otro creyente está haciendo en fe y con convicción sincera, está interfiriendo en los asuntos de Dios: "¿Qué derecho tienes de criticar al siervo de otro? Sólo su Señor puede decidir si lo que está
haciendo es correcto." 10
Pablo agrega que no debemos de tomar la postura de juzgar o de actuar como si somos
superiores a otros creyentes cuyas condiciones son diferentes a las nuestras: "¿Por qué entonces
criticas las acciones de tu hermano? ¿Por qué tratar de hacerlo que se vea inferior? Todos seremos
juzgados un día, no por las normas de otros – ni por ni siquiera las mías – sino por las normas de Cristo."
11
Cuando me pongo a juzgar a otro creyente, al instante ocurren cuatro cosas: pierdo mi
comunión con Dios, expongo mi propio orgullo e inseguridad, me pongo en la posición de
ser juzgado por Dios y daño la comunión de la iglesia. Un espíritu de crítica es un vicio costoso.
La Biblia llama a Satanás "el acusador de nuestros hermanos." 12 El trabajo de Satanás es
acusar, quejarse y criticar a los miembros de la familia de Dios. Cada vez que hacemos lo
mismo, estamos siendo embaucados en hacer el trabajo de Satanás en su lugar. Recuerde,
otros cristianos, no importa cuanto esté en desacuerdo con ellos, no son el verdadero enemigo.
El tiempo que pasamos comparando o criticando a otros cristianos es tiempo que debería
de haber sido usado para edificar la unidad de nuestra comunidad. La Biblia dice, "Acordemos
en usar todas nuestras energías para llevarnos bien entre nosotros. Ayuden a otros con palabras alentadoras;
no los desanimen con sus críticas negativas." 13
Rehúse escuchar chismes. Chismosear es divulgar información cuando usted no es
parte del problema ni parte de la solución. Usted sabe que decir chismes es malo pero tampoco
debería de oírlos, si es que quiere proteger su iglesia. Escuchar chismes es como aceptar
mercancía robada y eso lo hace igualmente culpable del crimen.
Cuando alguien quiera contarle un chisme tenga el valor de decir, "Hágame el favor
de parar. No necesito saber esto. ¿Ha hablado directamente con esa persona?" Las personas
que le cuentan chismes a usted también contarán chismes acerca de usted. No se puede confiar
en ellas. Si se pone a oír chismes, Dios dice que usted es una persona que causa problemas. 14
"El malhechor escucha a los malhechores." 15 "Estos son los que dividen iglesias, pensando sólo en ellos
mismos." 16
Es triste que en el rebaño de Dios las peores heridas vienen de otras ovejas, no de los
lobos. Pablo advirtió acerca de "cristianos caníbales" que "se devoran unos a otros" y que destruyen
la comunidad. 17 La Biblia dice que esta clase de malhechores debería de ser evitada.
"Un chismoso revela secretos; por lo tanto, no te asocies con un cuentista." 18 La manera más rápida
de acabar un conflicto en la iglesia o en un grupo es confrontar amorosamente a aquellos que
andan diciendo chismes e insistir que dejen de hacerlo. Salomón señaló, "El fuego se apaga por
falta de leña y las tensiones desaparecen cuando el chisme se acaba." 19
Practique el método de Dios para resolver conflictos. Además de los principios mencionados
en el capítulo anterior, Jesús dio a la iglesia un simple proceso de tres pasos: "Si un
compañero creyente te hiere, ve y díselo – resuélvanlo entre los dos. Si te escucha, te has ganado un
amigo. Si rehúsa escucharte, llévate contigo a uno o dos para que la presencia de los testigos mantenga
todo en la verdad e inténtalo otra vez. Y si aún así no te escucha, díselo a la iglesia." 20
Durante un conflicto, es tentador quejarse a una tercera persona en lugar de decir la
verdad valientemente en amor a la persona con la que se está disgustada. Esto pone las cosas
peor. Es mejor que se vaya directamente a la persona con la que tiene el problema.
Confrontar en privado es siempre el primer paso y lo debería de tomar tan pronto como
sea posible. Si no es capaz de resolver las cosas entre los dos, el siguiente paso es traer a
uno o dos testigos que ayuden a confirmar el problema y a reconciliar la relación. ¿Qué debería
de hacer si la persona persiste en su obstinación? Jesús dice que presente el problema a la
iglesia. Si la persona todavía rehúsa, aún después de esto, debería de tratar a la persona como
un no creyente. 21
Apoye a su pastor y a sus líderes. No hay líderes perfectos, pero Dios le da a los líderes
la responsabilidad y la autoridad de mantener la unidad de la iglesia. Durante conflictos
interpersonales hacer eso es un trabajo que nadie agradece. Muy a menudo, los pastores tienen
la desagradable tarea de servir de mediadores entre miembros que están heridos, son
conflictivos o son inmaduros. Se les da también la imposible tarea de tratar de hacer a todos
felices, ¡algo que ni siquiera Jesús podría hacer!
La Biblia es clara acerca de cómo hemos de relacionarnos con aquellos que nos sirven:
"Respondan a sus líderes pastorales. Escuchen sus consejos. Ellos están alertas a la condición de sus
vidas y trabajan bajo la supervisión estricta de Dios. Contribuyan al gozo de su liderazgo, no a su pesadez.
¿Por qué les gustaría hacer todo más difícil para ellos?" 22
Un día los pastores estarán ante Dios y rendirán cuentas de qué tan bien velaron por
usted. "Ellos velan por ustedes como hombres que tienen que rendir cuentas." 23 Pero usted también
es responsable. Usted rendirá cuentas a Dios de qué tan bien siguió a sus líderes.
La Biblia le da a los pastores instrucciones muy específicas sobre cómo deben tratar a
las personas que causan divisiones en la comunidad. Ellos deben evitar argüir, deben de enseñar
delicadamente a la oposición mientras oran que cambien, deben advertir a los que son
argumentativos, deben rogar que haya armonía y unidad, deben reprender a los que son
irrespetuosos con el liderazgo y deben remover de la iglesia a las personas que causan divisiones
si ignoran dos amonestaciones. 24
Protegemos la comunidad cuando honramos a aquellos que nos sirven por medio del
liderazgo. Los pastores y los ancianos necesitan nuestras oraciones, nuestro aliento, nuestro
aprecio y nuestro amor. Se nos ordena: "Honren a aquellos líderes que trabajan muy duro por ustedes, que han sido dados la responsabilidad de exhortarlos y guiarlos en su obediencia. ¡Cólmenlos con
aprecio y amor!" 25
Lo reto a que acepte su responsabilidad de proteger y promover la unidad de su iglesia.
Ponga todo de su parte en ello, y Dios quedará complacido. No siempre será fácil. Algunas
veces tendrá que hacer lo que más le conviene al Cuerpo, no a usted, demostrando así su
preferencia por otros. Esta es una de las razones por la que Dios nos pone en una familia
eclesial – para aprender a no ser egoístas. Cuando estamos en comunidad aprendemos a decir
"nosotros" en lugar de "yo", y "nuestro" en lugar de "mío". Dios dice, "No piensen sólo en su
propio bien. Piensen en otros cristianos y en qué es lo mejor para ellos." 26
Dios bendice a las iglesias que son unidas. En la iglesia Saddleback cada miembro firma
un pacto que incluye una promesa de proteger la unidad de nuestra congregación. Como
resultado, nuestra iglesia nunca ha tenido un conflicto que la divida. Y de igual importancia
es que, como la iglesia es una comunidad amorosa y unida, ¡mucha gente quiere ser parte de
ella! En los últimos siete años la iglesia ha bautizado a más de 9100 nuevos creyentes. Cuando
Dios tiene un montón de bebés creyentes que quiere dar a luz, El busca la iglesia incubadora
más cálida que pueda encontrar.
¿Qué está haciendo personalmente para que su familia eclesial sea más cálida y amorosa?
Hay muchas personas en su ciudad que están buscando amor y un lugar donde pertenecer.
La verdad es que todos necesitamos y queremos ser amados, y cuando la gente encuentra
una iglesia donde los miembros genuinamente se aman y se cuidan unos a otros, se tendría
que poner candados a las puertas para que la gente se mantenga alejada.

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