Friday, April 16, 2010

EVITANDO CAER EN LA IMMORALIDAD SEXUAL 3


No hay dudas de que una de las palabras que describe bien a esta generación de jóvenes es la palabra confusión. Muchos viven en un mundo de turbación con relación a muchos aspectos, pero es crítico lo que ocurre con respecto a la vida sexual. Tristemente no están preparados para tomar las decisiones más sabias y no siempre encuentran respuestas claras y directas.Muchos padres se avergüenzan cuando se trata de hablar acerca de la sexualidad con sus hijos. Ante la reserva de las personas en las que el joven más puede confiar los jóvenes se quedan ansiosos de escuchar una voz. Lamentablemente la voz que escuchan es la del libertinaje sexual, la de las películas de Hollywood, la de la educación sexual humanista que rechaza los principios morales que Dios estableció.
En las escrituras existe bastante información con respecto al sexo. Este tema tan escondido en algunas congregaciones no es un tabú. Temas como la homosexualidad y la fornicación se discuten abiertamente, y podemos reconocer mandamientos claros y precisos. En cuanto a otras temáticas como el beso, las caricias y la masturbación, no existen mandamientos definidos, pero si principios que deben desprenderse con sabiduría.
El sexo dentro de nuestra sociedad esta llegando a ser cada vez más común y más ampliamente aceptado en nuestra sociedad. El cohabitar, es decir, la practica de una vida matrimonial que incluye las relaciones sexuales pero sin la intención de tener una relación matrimonial verdaderamente legal, ha llegado a ser cada vez más popular. La filosofía hedonista de Playboy y Playgirl llega a aceptarse cada vez más, y tanto las relaciones prematrimoniales como las extramatrimoniales se consideran como algo casi normal en el sistema de valores y en la filosofía de muchos. A demás, llevamos dentro de nosotros una naturaleza pecaminosa que constantemente nos incita a salirnos de aquellos principios morales, claros y absolutos que Dios estableció para nuestro bien. Aquello que Dios creo para el disfrute y para ser la más grande manifestación de intimidad, tristemente en determinados momentos algunos lo convierten en algo pervertido. Debemos reconocer que batallar por mantenerse puro es una lucha que mantenemos todos los que anhelamos vivir conforme a los principios establecidos por Dios. Y por supuesto, no es una batalla sencilla.



Un diseño Divino que no admite imitaciones


!Dios creo el sexo. Es bueno y saludable solo cuando seguimos los valores divinos y no cuando somos victimas de las pasiones humanas¡.

Si Dios creo al hombre y la relación matrimonial, su diseño es el apropiado para las relaciones sexuales saludables. Todo intento de hacer las cosas a nuestra manera es perjudicial porque el modelo perfecto de Dios no admite imitaciones.

El sexo no es una tarea incidental en la relación conyugal. Tampoco podemos decir que Dios creo el sexo para que fuera lo mas importante o el corazón de la intimidad, lo que sí podemos afirmar es que el sexo y la intimidad están unidos. La Biblia enseña que el sexo lo creo Dios y todo lo que Él creo es bueno. Pero es posible que al practicarse fuera de los límites que Dios estableció resulte en la destrucción de esa intimidad. Es decir, que lo que Dios planificó para traer hermosas consecuencias, puede producir experiencias de angustia y destrucción cuando los seres humanos se rebelan y hacen algo muy diferente de aquello para lo cual fueron creados. Comúnmente jóvenes preguntan que si el sexo es pecado. Esa pregunta no debe contestarse con un simple si o un no pues requiere de un análisis serio, profundo y responsable. El solo hecho de que a la mente de un joven llegue un pensamiento sobre el sexo no puede considerarse pecado. Los primeros pensamientos que llegan a la mente de una persona que se relaciona con una persona atractiva no pueden evitarse. No existe pecado en sentirse atraído. Pero, nos metemos en el mundo del pecado cuando empezamos a entretenernos con pensamientos que nos inducen a fantasías y a imaginarnos cosas erróneas. No podemos evitar aquellas sensaciones naturales; pero podemos evitar que comiencen a maniobrar nuestra mente, instigándonos hacia el pecado sexual.




La existencia del deseo y la pasión que Dios diseño no justifica la satisfacción de la forma que la sociedad delineo



Mientras más liberal es el sistema de pensamiento de una sociedad más alejada está de los valores morales cristianos que se fundamentan en los valores absolutos que Dios estableció. Es por eso que existen países que debido a su falta de valores morales basados en la Palabra de Dios prefieren entregarles a los jóvenes, condones para que eviten el embarazo y las enfermedades venéreas porque consideran que deben tener relaciones sexuales. No les hablan de abstinencia, ni de compromiso matrimonial, y mucho menos que deben evitar jugar con sus sentimientos y los de otras personas. Pensemos por un momento en esto. Es cierto que los deseos sexuales fueron creados por Dios. Sin embargo, la presencia de ese deseo genuino y natural, de ninguna manera justifica su satisfacción en cualquier circunstancia y con cualquier persona.
En su carta, Ricardo muestra su seria confusión. Creció en u hogar cristiano con una buena estructura familiar. Por muchos años fue parte de una congregación. Su condición de líder de los jóvenes le presentaba como un buen candidato para ser buscado por las señoritas que tenía la responsabilidad de dirigir. Se relacionó con una de ellas. Rebeca era una muchacha tranquila y se caracterizaba en el grupo de jóvenes por su carácter y su dulzura. Después de unos meses de relación, Ricardo comenzó a presionarle para tener más salidas solos. Ella comenzó a ceder y pasaron mucho más tiempo solos. Ya se había convertido en una rutina tener una cita, buscar lugares solitarios y besarse hasta que era difícil separarse. Muchos de estos encuentros eran demasiado apasionados. Rebeca admitió: .
Esta realidad es la que enfrentan muchas señoritas que pasan por la misma experiencia. Así como Ricardo al principio poco a poco se apasionó y excitó, después de tener relaciones sexuales, con mucha mas rapidez se fue enfriando y separando. Luego de un tiempo ellos se separaron, y por supuesto sufrieron inmensamente por su acto de desobediencia. Rebeca después de no querer ver a ningún muchacho por mucho tiempo ahora esta a punto de casarse con otra persona. Sus preguntas eran ¿Por qué no puedo sacar esa culpa de mi mente? ¿Podré tener paz en mi matrimonio? ¿Debo confesarle a mi novio que tuve relaciones sexuales?. Estas y muchas otras preguntas son parte de la intriga que sigue por años esas experiencias. Quienes quedan confundidos después que el pecado se ha cometido pueden experimentar esa confusión, ese sentimiento de culpa y muchas preguntas más. Rebeca y Ricardo crearon una pasión desbordante, no importaron sus valores ni su posición de liderazgo. Estaban ciegos por la pasión que originaron. La pasión era mas que la razón y que toda buena convicción.
Es una advertencia para quienes creen que solo porque Dios creo el sexo como una necesidad que debe ser satisfecha, ellos tienen la libertad de hacerlo cuando quieran. Los valores divinos enseñan que no porque exista el poder de realizar algo, es apropiado hacerlo sin reglas o límites. Quien debido a la sola existencia de un deseo humano determina satisfacerlo rompiendo las leyes divinas sufrirá las consecuencias.




La existencia del poder para buscar satisfacción a una necesidad no justifica apartarse de la verdad




Hemos afirmado q Dios fue el que nos dio la capacidad de tener sexo. Si Dios nos dio la capacidad de aprender, reír, comer, eso tenemos que hacer. ¿Por que esta área tiene que ser la excepción? ¿Por qué no podemos utilizar nuestra capacidad para tener relaciones sexuales si Dios mismo nos dio el poder para tenerlas?. Son preguntas lógicas y con mucho sentido. Dios estableció determinado orden para todas las cosas. No podemos comer cuando queramos, como queramos y lo que queramos y creer que viviremos saludablemente. Podemos hacerlo, muchos lo hacen, pero no es apropiado. Muchos sufren las consecuencias de comer por comer sin evitar lo dañino y buscar lo nutritivo. Podemos comer fuera de las horas, pero provocaremos enfermedades. Es verdad que Dios nos dio la capacidad sexual para usarla, pero no cuando se nos ocurra a nosotros. Ese poder debe usarse con la persona, en la circunstancia, en el momento y en el tiempo adecuado; entendiendo por tiempo adecuado el designado por Dios y no por los valores relativos de las culturas diversas. Esto debe motivar a los jóvenes a creer con todo su corazón que la capacidad de satisfacer una necesidad no es una autorización para apartarse de la verdad.
Algo importante que lamentablemente muchas personas ignoran, es el hecho de que dentro de la voluntad de Dios la unión sexual cumple el propósito divino solamente cuando es una expresión del genuino y verdadero amor. Ese amor transparente que desecha expresiones egoístas y todo intento de manipulación. Ese amor verdadero que no ignora las necesidades del ser querido para buscar la satisfacción propia.

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